El enladrillador de costa

El día a día informativo de la Región de Murcia cada vez es más sorprendente. Si no teníamos suficiente con los vacunajetas, los transfugas, los trepatrans y los corruptos a secas, ahora hemos descubierto un nuevo espécimen: el enladrillador de costa.

Enladrillador de costa, llámese a aquel político con poder suficiente como para autorizar el enladrillado de cualquier costa, a cualquier precio, sin importar el medio ambiente y, si es posible, contratando a sus amiguetes.

Aqui en la Región tenemos un ejemplar muy destacado de esta nueva especie en la figura del presidente regional Fernando López Miras.

Justo es decir que cuenta con la inestimable ayuda del consejero tuitero, José Ramón Díez de Revenga y el consejero ecocida, Antonio Luengo.

Este trío de amiguetes hechos a si mismos, orgullosos de sus actos y sin un ápice de vergüenza, son el terror de todo hábitat costero.

El pasado viernes nos despertamos con un inquietante anuncio en el BORM (Boletín Oficial de la Región de Murcia para los noveles en estas lindes).

Resultó que el enladrillador mayor del reino, Fernando López Miras, había encontrado un huequito que enladrillar en Cabo de Palos. Junto a una calita, con vistas a la reserva marina de las Islas Hormigas.

Y pronto ordenó a su vasallo, el consejero tuitero, buscar remedio a semejante situación. Y ahí que el bueno de José Ramón se puso manos a las obra y pronto encontró en su no amigo (esto es otra historia que algún día contaremos) Francisco Bernabé, más conocido como ‘el uvas’ o “el porras’ por los barrios del sur de Murcia, la solución a tal encomienda.

El bueno de Bernabé tiene gran relación con un empresario que ya intentó montar un hotel en el faro de Cabo de Palos, (con la cooperación necesaria del caído en desgracia, Teodoro García Egea) llamado Aurelio Solana Ayala, al que los vecinos y vecinas de Cabo de Palos le impidieron tal tropelía.

Solana, hombre mediático, con trato cercano en el corto y con grandes negocios, como el que montó, con la inestimable ayuda de Bernabé, uno que consiste en llevar los espectáculos de El Cante de Las Minas de La Unión por los teatros de todo el país, ha sido el agraciado con el dedo divino del enladrillador de costas y ha cursado petición para enladrillar ese rinconcito de Cabo de Palos.

El rincón en cuestión se encuentra frente a la oficina de la reserva marina de las Islas Hormigas, al final del paseo marítimo de Cabo de Palos, dónde hay una pequeña calita llamada El Salero con unas impresionantes vistas al Mar de Mediterráneo.

En este lugar el señor Solana pretende montar un restaurante y como esa zona se encuentra dentro del Dominio Portuario (competencia regional) ha tenido a bien el solicitar su explotación al consejero tuitero para que el enladrillador de costa se lo apruebe vía concesión administrativa por 20 años.

Los ecologistas, seres antagónicos al enladrillador de costa, ya se han percatado de la barbarie y anuncian movilización para intentar evitarlo.

Está por ver quién saldrá vivo del choque de poderes entre el enladrillador de costa y sus secuaces, frente a vecinos y ecologistas.

Sea como fuere, la cosa es que la empresa Inmobilari Business Development SLU de la que es administrador único Aurelio Solana Ayala ha solicitado la concesión administrativa de ese trocito de Cabo de Palos sin enladrillar, tal como le contamos en exclusiva el pasado viernes, para construir un restaurante y lo ha pedido por nada más y nada menos que 20 años.

Veremos si el enladrillador de costa cumple su amenaza y consigue enladrillar ese trocito de costa virgen. Si tuviera que apostar, apostaría a que lo hace, pese a que se salte toda norma medio ambiental y pase por encima del sentir popular.