“Si el acceso de los niños al agua y al saneamiento en Gaza sigue siendo restringido e insuficiente, asistiremos a un trágico -aunque totalmente evitable- aumento del número de niños y niñas que mueren”
También llueve ahora en Gaza. Los niños y niñas se enfrentan a una grave amenaza de brote masivo de enfermedades. Será letal.
Es importante recordar que el umbral de emergencia de una cantidad mínima de agua por persona y día -ya sea en condiciones de guerra o de hambruna- es de 15 litros. Es decir, para beber, para limpiar, para cocinar… todo ello es fundamental para prevenir las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades infecciosas.
Sin embargo, en algunas zonas de Gaza, especialmente en el norte -donde se calcula que viven unas 700.000 personas-, la gente apenas tiene acceso a tres litros al día. Algunos días, a ninguno en absoluto.
Seamos claros: el control del combustible y el acceso al agua es para controlar si miles -quizás decenas de miles- de niños viven o mueren.
Y esto no es una nota a pie de página: según los informes, ya han muerto más de 5.350 niños y niñas palestinos. La cifra de muertos entre los niños y niñas es escalofriante. El dolor se está enraizando en Gaza.
Sin combustible suficiente, sin agua suficiente, las condiciones de vida de los niños y niñas caerán en picado.
Mientras tanto, al menos 30 niños y niñas israelíes siguen retenidos como rehenes en algún lugar de este infierno. Deben ser liberados. Es horrendo pensar en el miedo que pasan, en el tormento que sufren sus familias. Esto debe terminar.
La posibilidad de que se produzca una pérdida generalizada de vidas en Gaza se ve agravada significativamente por el hecho de que alrededor de 800.000 niños y niñas de Gaza están desplazados.
Buscan desesperadamente -a menudo en vano- seguridad en refugios densamente poblados. De media, hay una ducha por cada 700 personas en los refugios de la UNRWA y un solo retrete por cada 150 personas. Las colas duran horas. Piensen en lo que eso significa para las adolescentes. Sin combustible suficiente asistiremos al colapso de los servicios de saneamiento.
Tenemos entonces una tormenta perfecta para la propagación de enfermedades. La tormenta perfecta para la tragedia: falta desesperada de agua; materia fecal esparcida por asentamientos densamente poblados; falta inaceptable de letrinas; graves limitaciones para el lavado de manos, la higiene personal y la limpieza.
Ya estamos viendo casi 10 veces la media mensual de casos notificados de diarrea entre niños menores de 5 años, además de aumentos de sarna, piojos, varicela, erupciones cutáneas e infecciones respiratorias.
Lo que debe ocurrir:
- Permitir el suministro de materiales y equipos de agua y saneamiento para la reparación de emergencia y el funcionamiento de los servicios críticos de agua y saneamiento, incluida la producción, el tratamiento y la distribución.
- Proporcionar inmediatamente un acceso seguro y sin obstáculos para un suministro diario de combustible que cubra todas las necesidades para el funcionamiento de los servicios críticos de agua y saneamiento.
- Necesitamos un alto el fuego humanitario; acceso humanitario seguro y sin trabas, la liberación inmediata y segura de todos los niños y niñas secuestrados. Sin esto, un mundo indiferente asistirá a la muerte de innumerables niños y niñas en Gaza”.
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