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La tesis de Pedro José Blaya Ros ha hallado también que el calor tras la cosecha incrementa la anomalía de frutos dobles

El cultivo de cerezo mediante el uso de sensores remotos permite optimizar el uso del agua sin condicionar la producción y calidad de la fruta, tal y como ha demostrado la tesis en la UPCT del ingeniero agrónomo Pedro José Blaya Ros, que concluye que es posible ahorrar un 45% de agua en verano aplicando técnicas de riego deficitario controlado en zonas altamente vulnerables a la escasez de agua como la Región de Murcia.

“El uso de sensores remotos para la estimación de las condiciones hídricas del suelo y del cerezo es esencial para disponer de la información que permite aplicar el déficit hídrico en el momento idóneo, con la intensidad y duración adecuadas”, explica el nuevo doctor por la Universidad Politécnica de Cartagena.

En los ensayos de esta tesis, realizados por investigadores de las escuelas de Ingeniería Agronómica e Ingeniería Industrial en la finca Toli de Jumilla y en la Estación Agroalimentaria Experimental de la UPCT en el campo de Cartagena, se han utilizado sensores de humedad, de potencial matricial del suelo y dendrómetros, así como cámaras térmicas con smartphones y drones para obtener los índices de vegetación más representativos del estado del cultivo.

Los índices de vegetación han permitido desarrollar modelos de predicción “para que el agricultor sepa anticipadamente el volumen de la cosecha y, de ese modo, calcule las necesidades de personal para la recolección del fruto”, comentan los directores de la investigación doctoral, Roque Torres y Rafael Domingo.

La tesis también ha hallado que el causante de la anomalía del incremento de frutos dobles en la siguiente campaña es el calor excesivo en el mes siguiente a la cosecha y no el déficit hídrico. “El tamaño de la cereza, factor de calidad, se ve afectado por la carga de frutos y el número y tamaño de hojas que lo alimentan”, añaden los investigadores.