Huermur

Se trata de un singular inmueble datado en el siglo XVIII e incluido en la tipología de las casas torre de la huerta de Murcia de la que se conservan muy pocos ejemplos

Huermur solicitó esta inclusión en la Lista Roja de Hispania Nostra dado el preocupante estado de abandono y ruina progresiva del inmueble histórico, la falta de mantenimiento, actos vandálicos y expolio de su rejería original. Todo ello, pese a estar desde 2001 catalogada y protegida en el PGOU de Murcia

La Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta de Murcia (Huermur) ha conseguido que el singular inmueble de la casa Torre Falcón en Espinardo sea incluido en la Lista Roja del patrimonio en peligro, con el fin de dar un toque de atención de los poderes públicos con competencias en la materia para que den una solución realista y definitiva al problema.

Desde Huermur señalan que se trata de un barroco y popular inmueble típico de la huerta murciana datado en el primer tercio del siglo XVIII. Esta poderosa y protegida casa de tres alturas, que mantenía una torre de vigilancia, evoca la historia de los huertanos y sus pretéritas formas de vida y subsistencia. La casa debe su nombre a sus propietarios originales. También perteneció a los marqueses de Ordoño y a principios del siglo XX, con la edificación de la urbanización Joven Futura (declarada ilegal por sentencia del Tribunal Supremo en 2015), los propietarios de la Casa Torre Falcón la vendieron a la promotora Joven Futura que la cedió al Ayuntamiento de Murcia.

En el mismo sentido, destaca el enorme pino piñonero centenario que se alza junto a la edificación. Todo un emblema para el lugar, y que se encuentra también protegido en el catálogo del PGOU de árboles singulares del municipio de Murcia.

La torre, levantada en el primer tercio del  siglo XVIII, es una de las pocas casas torre que quedan en la Huerta de Murcia y que representan la vivienda señorial vinculada a grandes extensiones agrícolas que desde la misma se explotaban. En ellas se aúna, al mismo tiempo, un palacete de recreo para la nobleza y zonas de trabajo (cuadras, cuartos de aperos, casas para el servicio, etc.) para poder trabajar las tierras.

Esta edificación histórica se halla bajo la protección del Plan General de Ordenación Urbana de Murcia (PGOU) de Murcia, el cual estipula que se trata de: «Edificación de carácter aislado de estilo barroco. Se compone de tres alturas destacando en el nivel superior la arquería en sus vanos. Perteneció a la familia Falcón y luego a los Marqueses de Ordoño. Se deberá conservar la volumetría, composición y cerrajería originales, así como la estructura portante principal y su carácter exento.» La cubierta es a dos aguas y los vanos mencionados están totalmente abiertos.

Sobre el estado de conservación Huermur señala que en la actualidad se encuentra abandonada y en ruinas, con una situación de degradación progresiva. Presenta filtraciones, grietas, derrumbes de la cubierta, y pintadas en las fachadas, entre otros. Se ha vallado su perímetro para evitar actos vandálicos y ocupaciones, pero el vallado está roto por numerosos puntos y sin mantenimiento. La rejería del inmueble, original del siglo XVIII, ha sido robada y expoliada pese a encontrarse incluida expresamente en la ficha de protección del edificio en el Plan General de Ordenación Urbana de Murcia.

En el mismo sentido, han sido constantes y reiteradas las denuncias de Huermur por el mal estado de este inmueble protegido, incluso con órdenes de la Consejería de Cultura para evitar la degradación de este bien, lo que provocó que hace unos años se hicieran unas intervenciones de urgencia. Se colocó una plancha transparente en la cubierta para tapar el derrumbe de la misma y se repararon tejas rotas, así como se apuntaló el interior del edificio para evitar su colapso. Actualmente, señalan desde Huermur, “está todo abandonado, y han robado incluso las puertas metálicas que se colocaron en las paredes a modo de tapiados, y los puntales que se instalaron para evitar el colapso de la estructura”.

La pinada y la finca municipal que rodea la casa-torre está totalmente abandonada y sin mantener en las debidas condiciones. Se ha secado hasta la enorme palmera de la fachada por la falta de mantenimiento y cuidados, lo que ha acentuado aún más el empobrecimiento y la degradación del entorno.